Elio Montiel
Director y Coreógrafo
Compañía de Danza Contemporánea Danzart
“…la realización de cualquier
obra de arte
es un arte ella misma que tiene como pretexto
la obra,
pero en la que en realidad el
tema es siempre la acción
y la acción, en todas las artes,
es siempre danza.”
Paul Valery
Nunca
el silencio dijo más que con un cuerpo en movimiento. La simple expresión del
brazo trazando dibujos en el aire y en equilibrio con el rostro que intenta
presumir, hacer creer, la no existencia de esfuerzo, construye una metáfora fantástica,
resuelta que despierta el ánimo de quien observa… lo mueve, le conduce y lo
implica en la conversación con ese silencio íntimo que poco a poco se devela
misterioso y cómplice. El cuerpo se desnuda para cifrarse en un código
entendido de la misma forma como se desarrolla la vida de quienes en
complicidad viven la misma metáfora o simplemente la desdibujan y
reescriben para alcanzar ese mismo
lenguaje interior que habita común en todos los cuerpos, la danza se convierte
entonces en existencia colectiva, una conjunción de creador y observador que
deviene en dialogo, el mismo que atraviesa el universo para hacerse cada vez
más humano, mas ritual y sagrado.
La
danza se describe como el saber intuitivo y medular del individuo, ese que lo
convierte en amo de la vida misma, del universo que no cesa su continüus orgánico y
comunicador, el que define la pose que sin explicación, parece lenta o
acelerada, inmóvil o dinámica; que sin pensarlo nos asoma a una geometría
sensible y divina, a las palabras que no decimos por estar escritas en el diccionario de lo
indescifrable. La danza es un arte reducido sólo en las mentes de quienes no
son capaces de observar el universo en
sí mismos, de ver el principio y el fin con claridad de infinito, hacer
de la danza la palabra y la palabra de la danza; compleja circularidad que nos
confunde, pero no por ello sin sentido. Como lo expresa Alain Baldiou: “La
danza es como un círculo en el espacio, pero un círculo que es su propio
principio, un círculo que no se traza desde afuera, sino que más bien se traza
a sí mismo. La danza es la fuerza motriz: cada gesto y cada línea de la danza
debe presentarse, no como una consecuencia, sino como la misma fuente de
movilidad.”[i]
Entonces
es la Danza el principio y el fin innegable, porque no se puede negar que todo
es movimiento desde la tímida caída de una hoja que alarga su existencia tomada
de la mano del viento, como una frase, que convertida en poesía acciona de
manera indetenible los latidos del corazón. La danza no es danzar como verbo,
es el verbo de la existencia misma del universo; es
el origen de todo, es el ritual de creación más augusto, pues es en sí
creación, omnipresencia, principio y final, nada más puede existir sin ella,
pues todo comienza con ella y en ella y de igual manera fenece para recomenzar
el ciclo de la vida. La danza recoge de la cotidianidad la sabiduría de los
siglos y los materializa para que pueda ser reconocida su universalidad, su
ancestral posesión sobre todo lo creado y la matriz de la existencia humana. al
ser ella misma vida, creación, matriz y principio no tiene fronteras… la vemos
en el viento, en la palabra y el grito, el trazo de un pincel o simplemente en
el distante pulsar de las estrellas…
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